La huída de las dicotomías y el difuminado de las fronteras disciplinares y vitales, sin rehuir nunca el rigor y la precisión técnica y conceptual, parecen una constante en la trayectoria de Sophie Taeuber-Arp.
Consideraciones previas
El montaje de la exposición se plantea desde la necesidad de ubicar con claridad y sin ambivalencias la figura y la obra de Sophie Taeuber en el centro de la “ Historia del arte Canónica” de las vanguardias, a la vez que respeta ese precioso carácter voluntariamente “marginal” e indefinible, que le permite desarrollar una obra personal, libre, rigurosa, desprejuiciada y desasida de los corsés del orden crítico imperante en los círculos de poder “masculinos”. La obra de Sophie se mantiene al margen porque, aunque conectada y sensible a la realidad cultural y artística vigente, es privada e íntima, al modo que Virginia Wolf nos lo dice en “ Una habitación propia”.
Esta condición de intimidad es una cualidad de la obra que implica una adecuación de la mirada a su forma de ser desde el montaje. Yo creo que Sophie Taeuber, trabaja para ella misma y su trabajo es un juego cuyo fin es trascender a su propia vida. Juega como una niña auténtica, de verdad y sin pensar en la escenificación pública de ese juego, ya que es un juego trascendente con valor en sí mismo. A nosotros nos toca exponerlo al público sin que pierda ese carácter. Constructivista o dadá?, artista o artesana?, pintora o arquitecto?: TODO, simultáneamente y una cosa detrás de otra.
La exposición tiene que fluir, sorprendernos y divertirnos. Porque las obras de Sophie son inteligentes, divertidas y amables. No son grandes cuadros, son pequeños y preciosos descubrimientos insertados en el centro de la más rigurosa investigación de las vanguardias, pero insertados en su vida y en su entorno, con sensibilidad y sentido del humor.
El proyecto de montaje
La intervención en el espacio tiene que contribuir a conseguir un recorrido fluido y tangencial, cambiante y sorprendente. El espacio no se verá de una sola vez, sino que lo iremos descubriendo a medida que vayamos adentrándonos en la exposición y acercándonos a las obras. Un acercamiento progresivo acentuado en algún punto. Las obras se exponen agrupadas sobre la base de tres asociaciones conceptuales.
- Ritmos quebrados
- Habitar espacios
- Geometrías vivas.
Un gran muro-contenedor central colocado en la sala 1 nos permitirá definir los recorridos y la secuencia de los ámbitos expositivos introduciendo en el espacio una lectura radicalmente distinta a la que estamos acostumbrados.
Desde aquí el visitante girará a su derecha adentrándose en un espacio más recogido en el que se exponen, en vitrina y en pared los tapices y el bolso, con las pinturas y dibujos asociadas a ellos.
El recorrido nos conduce a la sala 2, donde se ubican las piezas de “Habitar espacios”.
En este espacio se dispone de un muro separador que delimita dos áreas: la primera dedicada a Aubet y la segunda a los distintos proyectos de arquitectura, interiorismo y diseño industrial.
En el espacio de arquitectura se colocarán los documentos y los objeto tratando mezclar al máximo las técnicas de representación: planos, bocetos, fotos, axonométricas y los propios objetos. Sophie se esfuerza en difuminar esta frontera que define el territorio de la representación técnica y la expresión plástica. Muchos de sus planos pueden ser perfectamente leídos como obras gráficas o cuadros.
Por último el espacio denominado geometrías vivas. En este caso contamos con guaches, acuarela, oleos, un relieve y tres collage. Con una intervención bastante contenida queremos conseguir dar respuesta a las necesidades expositivas de las distintas obras y tensionar el espacio, direccionándolo, fluidificando los recorridos y definiendo las distintas áreas conceptuales y visuales.