La definición de la propia casa supone para el arquitecto un tema de reflexión constante, pues con el tiempo se da cuenta que es algo demasiado importante como para enfrentarse a ello con la fría superioridad de un experto. Creemos, erróneamente, que estamos hablando “sólo” de arquitectura, cuando en realidad la casa es un asunto que concierne a la vida, a la persona y a la familia. Es interesante para nosotros plantearnos porqué el término arquitectura no deja espacio a este contenido vital real.
Para nosotros una casa no es sólo una escenografía plana frente a la que se desarrolla la vida, sino que es un lugar que va cambiando con el tiempo y se impregna con la huella de lo que en ella pasa. Una casa nunca puede ser un proyecto cerrado y nunca está acabada. Nuestro trabajo nos obliga a anticiparnos, a proponer, a propiciar,…pero al final la casa ha de permitir, por encima de consideraciones formales, que se desarrolle la vida de sus moradores con sus conflictos y contradicciones, y son ellos los que tienen que ser capaces de animarla con la energía de su interioridad.
Desde el principio optamos por reducir la superficie de los dormitorios para dar más dimensión a los espacios compartidos. Esto no es una decisión meramente formal, sino que creímos, de acuerdo con los clientes, en la necesidad de propiciar el encuentro y la convivencia, a veces difícil, entre los miembros de la familia y los amigos. A riesgo de parecer reaccionarios pensamos que es mucho más enriquecedor el contacto estrecho, difícil de gestionar en ocasiones, entre las personas que viven bajo un mismo techo, que el aislamiento en la propia casa en pos de un mal entendido concepto de individualidad e independencia.
El análisis de los tiempos dedicados a las tareas de mantenimiento doméstico, los hábitos alimenticios, las formas de compra y preparación de los alimentos, los cambios o inercias en los rituales de la comida; la forma que los individuos tienen de ocupar su espacio; los espacios de intimidad dentro de las casas; los derechos de intimidad entre los miembros; la rigidez o flexibilidad de horarios, los conceptos de confort, son temas que nos interesan de la casa, más que la mera concepción formal o espacial de las mismas.
Un hogar que no es sin duda un lugar neutro. Es un lugar intenso de experiencia y conflicto. De amor y en ocasiones de odio. El lugar al que siempre deberías querer volver y del que un día te tienes que poder ir. Un lugar seguro que para ser real ha de ser a veces duro. Un abrazo del que te tendrás que desasir con suavidad y que siempre rememorarás con nostalgia. Un lugar que te tendrá que enseñar a construir otro y a ti mismo.
¿Existe una ciencia o un arte de lo doméstico? Intentar descifrar cuales son aquellos ritos y rutinas, que construyen nuestra cotidianidad, que contribuyen a animar el espacio doméstico y hacer de él una casa.
